✅ ¿Cuál es el ritmo cardíaco normal y cómo actuar ante alteraciones?

¿Cuál es el ritmo cardíaco normal y cómo actuar ante alteraciones?

Por 13 agosto, 2021 Salud

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El corazón debe bombear la sangre que le llega oxigenada de los pulmones y hacerla llegar a todos los órganos, asegurando a la vez el retorno venoso. Esta lo consigue con una secuencia de movimientos que conocemos como latidos y con una fuerza de empuje que se estima midiendo la presión arterial.

El ritmo cardíaco normal debe cumplir, además, con unas pautas que quedan reflejadas en forma de curvas con un electrocardiograma. No obstante, las alteraciones de las pulsaciones en reposo sin causas que las expliquen son una señal de que algo puede ir mal y debemos consultar cuanto antes con un médico de medicina general o con un cardiólogo. Por eso necesitas conocer cuáles son las pulsaciones normales en reposo, que es como se mide la frecuencia cardíaca.

¿Cuál es la frecuencia cardíaca normal en una persona?

La frecuencia cardíaca se mide en pulsaciones por minuto (rpm). Los niños presentan valores más elevados que los adultos y también hay desviaciones entre los deportistas: un adulto deportista puede tener unos valores de frecuencia cardíaca en apariencia demasiado bajos que se deben a un mecanismo natural para ahorrar energía. En estos casos, los valores que se salen de lo que se considera normal no son señales de enfermedad sino de salud.

En adultos, se habla de un rpm normal cuando el valor obtenido al realizar la medición con el paciente sentado y relajado oscila entre 60 y 100 rpm. La actividad física reciente o el nerviosismo producido, por ejemplo, por encontrarse en el servicio de urgencias, pueden hacer aparecer desviaciones momentáneas en los valores del pulso normal de una persona.

Ritmo cardíaco irregular o anómalo: ¿Cómo actuar?

Además de las alteraciones que afectan a la forma en que se desarrolla cada latido del corazón, existen tres grandes grupos de anomalías que conviene vigilar:

Bradicardia

Se define como bradicardia la caída de rpm por debajo de 60 pulsaciones por minuto, excepto en el caso de deportistas o si al paciente se le ha administrado algún medicamento que reduzca el valor de la frecuencia cardíaca. Si no hay una explicación, la bradicardia debe ser motivo de consulta con un cardiólogo.

Taquicardia

Cuando tienes más de 100 pulsaciones por minuto y no es por hacer un esfuerzo físico, presentas taquicardia. Muchas taquicardias se asocian con periodos de estrés y con estados ansiosos, pero no por ello debes ignorarlas cuando son constantes o se repiten con mucha frecuencia.

En este caso, el mejor médico a quien consultar en primer lugar es al de medicina general.

Si sufres una taquicardia esporádica, consecuencia de un disgusto, evita el abuso de sustancias estimulantes e intenta realizar ejercicios de respiración abdominal. Acude al servicio de urgencias si aparece dolor en el pecho o problemas respiratorios (casi siempre son una falsa alarma).

Arritmia

La arritmia consiste en que las pulsaciones o latidos del corazón no siguen un orden en el tiempo. Una arritmia severa puede causar un infarto, por lo que debes consultar con un cardiólogo cuando aparecen las arritmias.

De nuevo, un estado de especial angustia puede producir arritmias psicosomáticas que, si no perduran en el tiempo, carecen de importancia. Pero la arritmia suele ser más peligrosa que la taquicardia.

 

La respuesta a cuál es la cantidad de pulsaciones normal depende de tu edad, tu forma física e incluso tu estado anímico. A lo largo del día, muchas veces sin que lo notes, habrá momentos en los que tu pulso no entre en el rango comprendido entre las 60 y las 100 rpm. No pasa nada si existe una causa, el corazón debe bombear más rápido o más lento dependiendo de cuánto oxígeno necesite enviar a los órganos del cuerpo.

 

Si tus alteraciones en la frecuencia cardíaca se mantienen en el tiempo o se repiten muy a menudo, es el momento de consultar con el médico. No siempre será un indicio de que tu corazón sufre una enfermedad, pero sí puede haber una causa orgánica o psicológica que es necesario determinar y tratar para preservar la salud del único corazón que tenemos. Recuerda, debe durar toda la vida.

 

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