La fibromialgia nos preocupa porque parece afectar cada vez a más gente. ¿Se trata de una enfermedad nueva o algo que siempre ha existido? En este artículo vamos a intentar aclarar qué es la fibromialgia y cómo se detecta.
Lo cierto es que el debate está servido, pues los avances en reumatología nos han mostrado que el dolor muscular y el dolor en las articulaciones son síntomas que comparten muchas enfermedades de diversa etiología y que lo que antes se llamaba reúma es un cajón de sastre que incluye enfermedades autoinmunes, la evolución de lesiones recurrentes o, incluso, procesos infecciosos.
La fibromialgia pertenece a este grupo heterogéneo de enfermedades que comparten síntomas y, con respecto a las causas, todavía no se tiene claro el origen de esta enfermedad.
¿Cuáles son las causas de la fibromialgia y cómo se detecta?
La fibromialgia es una enfermedad cuyo síntoma principal es un dolor generalizado en músculos y articulaciones, con la presencia de unas zonas o puntos más sensibles a estímulos que no deberían causar dolor, como puede ser la presión localizada.
Pero la fibromialgia se suele acompañar también de manifestaciones cognitivas, como falta de concentración o depresión. Se sabe que las personas aquejadas de fibromialgia tienen un sueño de muy mala calidad, como les sucede a otros enfermos con dolor crónico significativo, por lo que no queda claro si los problemas de sueño y las alteraciones del estado anímico son un síntoma más de la fibromialgia o la consecuencia del dolor.
Lo que sí se sabe es que existen diferentes grados de fibromialgia si atendemos a la intensidad del dolor que sufren los pacientes, que la enfermedad presenta brotes o crisis en los que los síntomas son más acusados y que hay dos tipos de fibromialgia: la fibromialgia primaria, que es aquella que aparece en individuos aparentemente sanos, y la fibromialgia concomitante, que se asocia a otras enfermedades.
Las causas de la fibromialgia todavía se desconocen a ciencia cierta, pues hay personas que comienzan a manifestarla tras una infección, generalmente vírica, producida por unos microorganismos determinados; otras la sufren tras un accidente, y algunas comienzan con los síntomas sin motivo aparente. Además parece haber cierto componente genético en la transmisión de la fibromialgia, de manera que hay familias en las que la incidencia de casos es elevada y otras donde, de haber un caso, es aislado. Por otro lado, la fibromialgia afecta con mayor frecuencia a la población femenina a partir de determinada edad (unos 50 años de media).
Se cree que la fibromialgia pueda tener relación con el síndrome de fatiga crónica.
Síntomas de fibromialgia
La fibromialgia es un síndrome y un síndrome puede darse sin que se cumplan todos los síntomas frecuentes, de ahí la dificultad en su diagnóstico en algunos casos.
Si atendemos a la fibromialgia y tomamos como síntomas comunes el dolor en varios puntos del cuerpo sin causa aparente y el cansancio (que no queda claro si es síntoma o consecuencia de la propia fibromialgia), la lista de síntomas más habituales que les acompañan es la siguiente:
- Fatiga mental.
- Sensación de rigidez muscular o articular.
- Trastornos de sueño.
- Ansiedad o depresión.
Diagnóstico y tratamiento
Al diagnóstico de la fibromialgia se suele llegar por eliminación de otras patologías. Los pacientes son quienes acuden al médico de atención primaria cuando ven que sufren dolores en todo el cuerpo o en varias zonas, que pasan las semanas y que no ceden. Por lo general, primero sospechan que es una gripe afebril. Un cansancio excesivo que no remite con el reposo relativo también es un motivo de consulta, aunque el diagnóstico final no tenga por qué ser fibromialgia.
Se habla del diagnóstico mediante la presión en 18 puntos de dolor característicos como criterio diagnóstico para la fibromialgia y lo es, pero antes de llegar a evaluar ese síntoma se descartarán otras causas de dolores musculares o articulares generalizados.
Cuando un paciente acude al médico porque le duele todo el cuerpo, el facultativo prescribe en primer lugar una analítica de sangre en busca de una serie de posibles causas de ese dolor. También se estudia si cabe la posibilidad de que el paciente padezca osteoporosis o, incluso, un trastorno ansioso-depresivo que pudiera explicar las neuralgias.
En el plano psiquiátrico, el hecho de presentar depresión o ansiedad no es un factor que excluya la posibilidad de fibromialgia. Y, a la inversa, pacientes con fibromialgia sin síntomas de depresión clínica pueden experimentar mejora en los dolores recurrentes que sufren al someterse a tratamiento con un tipo determinado de antidepresivos. Todo esto no hace más que plantear dudas sin resolver sobre la fibromialgia.
Cuando las analíticas y la entrevista con un psicólogo clínico y/o un psiquiatra descartan las causas más frecuentes de síntomas compatibles con los de la fibromialgia, se remite al paciente al reumatólogo, quien ordenará nuevas analíticas y pruebas en busca de enfermedades que entran dentro de lo que antes se llamaba reúma. Y es entonces, dependiendo de los resultados de las pruebas clínicas, cuando se evalúa la sensación dolorosa en los famosos 18 puntos de dolor que delatan la fibromialgia.
¿Cómo reducir el dolor y mejorar la calidad de vida?
No existe un tratamiento único y definitivo para la fibromialgia. Hay pacientes que experimentan una gran mejoría con una serie de fármacos y otros a quienes no parecen hacerles efecto.
La fibromialgia no es una enfermedad degenerativa, no produce daños estructurales en huesos o en articulaciones, por lo que el tratamiento farmacológico se complementa como se hace con otras enfermedades que cursan con dolor crónico: respeto de unos horarios, ejercicio suave hasta donde se pueda (si no está contraindicado por otro motivo en el caso de la fibromialgia concomitante), intentar mantener la salud mental con ejercicios de relajación y algunos de rehabilitación enfocados a reducir algunos dolores y lograr que la persona con fibromialgia asuma su situación y no se exija objetivos poco realistas.
La calidad de vida del paciente mejora de forma sustancial cuando ha superado el duelo que supone saber que se enfrenta a una enfermedad crónica, con periodos mejores y otros peores, y una vez es consciente de que puede hacer muchas cosas a condición de no forzarse y respetar los ritmos que le vaya marcando la enfermedad. Y, sobre todo, al tener presente que se sigue investigando sobre la causa o causas de la fibromialgia, y tal vez pronto se conozcan los motivos y exista un tratamiento sintomático que sirva para todos los pacientes.
Ahora que sabemos qué es la fibromialgia y cómo se detecta, el mensaje final es que con esta enfermedad se vive y se convive, y que hay varios grados en la intensidad de los síntomas. El diagnóstico de fibromialgia no supone una condena, y más si tenemos en cuenta que las crisis se alternan con períodos que pueden ser casi asintomáticos.
Por otro lado existen fármacos que alivian el dolor y otros que, desconocemos el motivo, sirven en algunos pacientes. En cualquier caso, el tratamiento farmacológico se completa con rehabilitación, si procede, y con técnicas de relajación.
Me parece muy importante esta información
Muchas gracias Lilia